Es una modalidad especialmente cadenciosa del Torbellino. Tiene gran ingenuidad; todo gira alrededor del pañuelo, prenda de aceptación amorosa, en un clima de callada veneración a la Madre Tierra como símbolo de fecundidad. Se advierte en las versiones caldenses una gran diferencia con las Guabinas del Oriente y Centro Andino de Colombia.