Foto: Leandro Díaz
Hace algunos años un periodista le preguntó si no era difícil sobrellevar la ceguera y él le contestó. Dios me quitó la vista pero me puso los ojos del alma pero es en La casa de Alto Pino y el Cardón Guajiro dos de sus composiciones más poéticas donde Leandro habla del camino doloroso que lo llevó a la música y a convertirse en el más importante de los juglares vallenatos hasta el punto que Consuelo Araujo Noguera que estaba escribiendo su biografía lo llamaba el Homero de la Provincia .
La obra de Leandro Díaz se puede ubicar entre la poesía de los trovadores de la España medioeval y la de los canta autores contemporáneos, composiciones como la Diosa Coronada aquel paseo que sirve como acápite a la novela de García Marquez El amor en los tiempos del cólera junto con otros cantos forman el más hermoso repertorio amoroso del vallenato. Como lo afirma Daniel Samper en su libro los 100 años del vallenato aunque los cantos de Leandro se escuchan más allá de su pueblo, de su región y de su país, él sigue siendo el mismo hombre inteligente y sencillo de siempre, que se niega a aceptar la fácil etiqueta de trovador melancólico . Leandro ganó también recientemente el premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura.
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