Desde muy joven se enamoró de los cantos que escuchaba a los trovadores de la región especialmente de los que componía Tobías Enrique Pumarejo su pariente y la manera de narrar del cuentero Pedro Guerra de quien aprendió el arte de narrar. 

Empezó a componer desde cuando era estudiante de bachillerato, desde esa época se destacó en relato intencionado de acontecimientos y crónicas de la región en un lenguaje más elaborado que el de los trovadores campesinos. Los personajes de sus cantos pertenecen a ese mundo mágico que más tarde moldeara Gabriel García Marquez, pues esta región fue la fuente de inspiración para constrir Macondo. 

La obra de Escalona, es una muestra admirable de equilibrio entre el valor de la música y el valor de la narrativa. Sus cantos son los más conocidos del repertorio del vallenato de la Provincia: "La patillalera", "La custodia de Badillo", "La molinera" , "El Mejoral", "La Honda Herida", "La Casa en el aire", "La Elegía" y "Jaime Molina", son cantos que han sido interpretados por numerosos cantantes y sobre los cuales han ocurrido diversos arreglos musicales, realizados por músicos nacionales e internacionales.